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Economía y negocios. "Soñar y Aprender sin Parar."
Actualizado: 20 may 2023
Autor: Carlos Holmes Flórez
Chicas y chicos, hoy sentado en mi casa, contemplando una bella tarde lluviosa. Al frente de mi ventana hay un bosque verde, que espero dure hasta la eternidad. Estoy sentado frente a mi computador, invitado por una amiga muy querida, a escribir algo de la historia de mi vida para compartirles a ustedes. Espero que les motive a dar pasos adelante en su educación, bajo el convencimiento que el poder más grande que puede tener el ser humano a su alcance para desarrollarse y crecer, es la educación.
Lo primero es contarles que provengo de una familia de 4 hijos, de los cuales soy el mayor. A mis 7 años y sin ser consciente de algunas situaciones de nuestro hogar, experimenté el abandono paterno; algo que estoy convencido, vi siempre como anecdótico, por ello considero no cargar frustración alguna. Fui bendecido con la madre más valiente, amorosa y entregada que la vida pudiera ofrecerme, lo que seguramente ayudó a copar ese vacío. Su fortaleza me llenó de confianza para enfrentarme a la vida sin temores y pensar que todo lo puedo lograr.
En fin, con algunas limitaciones en casa, que para mí nunca fueron impedimento alguno, me crié como un niño curioso que tenía siempre el ánimo de “devorar el mundo”. Entre juegos en la calle, visitas a la pequeña finca de los abuelos, y mi amor por entender el mundo, hubo un acontecimiento que marcó mi vida para siempre. Les cuento de qué se trata: un día mi hermanito pequeño, muy travieso como son los chiquillos, trepó al armario donde estaba el televisor y cataplún … el TV se vino al piso y convertido en trizas quedó. No puedo olvidar la frustración ese día y el dolor que sentí cuando mi madre dijo “no hay plata para otro televisor, así que ahí tienen libros con los cuales pueden pasar el tiempo y aprender para ser útiles en la vida”. Mis hermanas y yo no renunciábamos a tener un televisor (en aquella época solo existían 2 canales, créanlo, y para completar a blanco y negro, lo más emocionante en ese entonces era “el Chavo del ocho”, y todavía me gusta qué tal…), pero mi madre se mantuvo firme, creo como son todas las mamás. En esos días tuve mucho coraje con ella, hoy se lo agradezco infinitamente.
Cuando decidí aceptar la realidad y aprovechar las circunstancias, a mis 8 años, llegó a mis manos por cortesía de un tío mío, el libro “Papillón” de Henry Charriere, el primer libro grande que leí. Su historia me atrapó hasta no querer dormir en las noches. Puedo decirles que mi amor por la lectura se volvió obsesivo. Luego de llegar de la escuela y echarme un picaíto de fútbol en el parque, leía y devoraba libros. Me volví un lector compulsivo; leía de todo, historietas como Kalimán, Condorito y Memín, fueron mis primeros consejeros filósofos; luego me interesé por Julio Verne y sus viajes imaginarios. Gracias al libro de Emilio Salgari, “Sandokán, El Tigre de la Malasia” soñé con conocer esas tierras y esos mares imaginarios, hasta que un día lo hice. Empecé a leer la biblia, eso es otra historia. Hoy siempre hay 3 o 4 libros en mi mesa de noche.
A mis 11 años tomé la decisión de irme a otra ciudad a estudiar en busca de mejor educación, así inicié mi bachillerato, con altibajos, unos años buenos, otros no tantos. Las vicisitudes económicas en algunos momentos, casi me hacen regresar. Me mantuve firme y feliz a pesar de algunas tribulaciones, me gradué en el colegio a los 17 años. Me sentí muy orgulloso de hacerlo, ya que tuve que superar muchas situaciones adversas, entre ellas que siempre trabajé los fines de semana para poder ayudarme a costear los estudios de cole.
Siempre quise ser basquetbolista (mido 1.90), marino o abogado. Sin embargo, cuando salí del cole debí ocuparme de mis finanzas en trabajos de carpintería (lo aprendí en el cole) y finalmente en un bar, en donde conocí a una persona, que gracias a mi “gracia” y carisma, me dijo “deme una hoja de vida”. Así empecé a trabajar en un banco. Cuando me pude mover de ciudad inicié la Universidad. Yo pregunté: ¿qué me es útil para trabajar en un banco? Alguien me dijo” “economía”. Inicié sin saber mucho de qué se trataba, contaba con 19 años y muchos sueños por delante. Sin saber al inicio si me gustaría, me gradué con honores y “aprendí amar lo que hacía” (primer consejo: sigue tus sueños y si no se puede en el corto plazo, “lo que tengas que hacer ámalo hasta que se convierta en tu sueño, después sabrás que la vida te puso en el lugar adecuado”).
Jamás me imaginé que sería banquero y que, además, llegaría amar esa profesión de tal manera que la hice parte de mi estilo de vida y mi esencia profesional. Gracias a mi dedicación y al trabajo duro, pude llegar muy alto en la organización en la que trabajaba. En ese camino, como estudiante encontré una mujer maravillosa que hoy es mi esposa y socia de vida, tenemos un hijo espectacular y a mis 51 años soy abuelo de una preciosura de nena, que me hace muy feliz y sentirme realizado. (Segundo consejo: cuando estén en edad, encuentren a alguien con quien se complementen y si están seguros, amen a ese ser humano con todo su ser).
Con los desafíos profesionales del día a día, siempre combiné el estudio con el trabajo, fue arduo y duro, me especialicé en finanzas, mercadeo, gerencia empresarial y riesgos. Hice dos maestrías una en Colombia y la última entre España y Estados Unidos. Pasé por la frustración de postularme para una beca en Estados Unidos y fui descartado por mi bajo nivel de inglés de ese entonces. Fue difícil, golpeó mi ego, y de qué forma. Decidí tomar una licencia e ir a estudiar inglés, cuando regresé me estaba esperando la beca para la maestría ejecutiva (Executive MBA) y obtuve mi revancha. Así es la vida, si das, recibes. Durante mi carrera y trabajo, participé en una gran cantidad de programas profesionales, de los cuales no tengo la cuenta y que instalaron muchas habilidades en mí que han sido útiles para cualquier campo en que me he desempeñado.
Luego de retirarme de la banca, he tenido la oportunidad de colaborar con universidades en Colombia y en el exterior, apoyar a empresarios a cumplir sus sueños y trabajar para hacer un mundo mejor a través de programas que ayudan a los bancos y a las empresas a respetar el medio ambiente. Hoy siento que, primero la lectura y luego la educación, me abrieron todas las puertas. Soy empresario, consultor internacional para organizaciones muy importantes, donde me debo comunicar tanto en español como inglés. Aprender este idioma fue una barrera que me propuse superar y derribar. Ahora viajo por todo el mundo, uno de mis sueños de infancia cumplidos. (Tercer consejo: por amor a Dios, chicos y chicas, estudien y aprendan inglés, ustedes tienen a la mano el mejor invento del mundo para logarlo: el internet. Reduzcan su tiempo en las redes sociales y aprendan el idioma y muchas otras cosas que les gusten).
Ojalá pueda conocer alguien de ustedes algún día y me digan que la historia de un chico que repartía bolsas de leche en un barrio de clase alta para ganarse la vida y un día soñó con tener una casa de esas, lo logró a través de educarse y ser el mejor banquero que pudo ser. Con cariño, un abrazo virtual. “El dolor pasa y la satisfacción queda”, afuera los está esperando el éxito que decidan construir.
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