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Foto del escritorCarolina Sharma

Mi camino entre la biología y la física


Nací y crecí en Pasto, Nariño. Estudié la primaria en un colegio femenino, y la secundaria en un colegio mixto, ambas instituciones religiosas. Me gustaban mucho las artes, fui cantante infantil en varios coros, y me encantaban los deportes. Cuando me preguntaron sobre mis intereses de carrera, me preguntaron: “matemáticas, ciencias o humanidades?” Entonces, escogí ciencias, pero creo que no era la pregunta correcta pues son campos que se nutren entre sí y le aport an al desarrollo de toda persona.

Desde pequeña fui curiosa por descubrir el origen de las cosas. Me preguntaba: ¿Cómo funciona este radio? ¿Por qué salen imágenes de la tele? ¿Cómo hace la gente para hablar otros idiomas? ¿Por qué las plantas son diferentes? ¿Cómo funcionan nuestros sentidos? Mi papá me inspiró mucho el gusto por las ciencias y las artes pues es Ingeniero Agrónomo. Mi mamá me enseñó a desarrollar la imaginación, la lógica y la inteligencia por ser una mujer fuerte, luchadora y educadora. Mi ejemplo de vida.

Cuando tenía 16 años, me fui a vivir sola a Bogotá. Rompí el paradigma de que, dado que me gustaban las ciencias, debía ser médica. Opté por estudiar Microbiología Industrial porque era una carrera investigativa y yo quería investigar. Abandoné las artes porque me dijeron que eso lo podía desarrollar como hobbie. Me gustaba la arquitectura, pero no recibí orientación vocacional especializada. Investigué los pensum (currículo) de algunos programas que me llamaban la atención, además de la medicina. Encontré que Microbiología Industrial era una carrera de las ciencias, investigativa y además conectada con la industria.

La carrera que escogí me pareció ideal al principio. Teníamos un ciclo básico de materias compartidas con otras carreras de las ciencias. Sin embargo, entrar a la carrera universitaria que elegí presentó varios retos como sentir a veces que era pequeña, que estaba sola, y que escogí la carrera equivocada. Esas inseguridades a veces me detenían para intentar ideas o iniciativas nuevas. Sin embargo, mientras estaba en la universidad, siempre que estaba estudiando aparecían oportunidades de ayudar a profesores, ser monitora, buscar becas y hacer cursos. La clave para aprovechar dichas oportunidades fue trabajar en la autoconfianza hasta llegar a convencerme a mí misma que era capaz de convertirme en lo que deseaba ser. También me enfoqué en mejorar la comunicación para persuadir a quienes eran clave para darme una mano en mi proyecto de vida. En otras palabras, tuve que vencer la timidez y aprender a pedir ayuda. Adicionalmente, tuve que participar en eventos, hacer más que proponer para demostrar mis capacidades, e involucrarme en todo tipo de actividades posibles. Nada le llega a aquel que permanece quieto.

Para séptimo semestre me iba entrando un desanimo porque se veían menos materias de ciencia y más de industrial. Sin embargo, nuevas puertas se fueron abriendo gracias a que crecí siendo una niña y mujer feliz, confiada en el proceso de la vida, en las conexiones, en el servicio y ayuda a los otros. En octavo ofrecieron pasantías en España, México y Brasil.

Yo escogí un laboratorio en Brasil porque quería aprender otros idiomas. Para aprovechar dicha oportunidad era importante hablar portugués e inglés. A mí me encantan los idiomas así que hice cursos, veía películas, y me dediqué mucho a practicar. Esa dedicación fue fundamental porque cuando presenté las pruebas de idiomas requeridas, pude demostrar un nivel alto. Una vez empecé a trabajar en el laboratorio donde hacia la pasantía, me la pasaba leyendo en inglés para poder desempeñarme al nivel que requería el cargo. Eso en parte corresponde a que no me permito quedarme atrás y quiero estar siempre adelantada a lo que mi jefe puede requerir de mí. Me hace sentir bien avanzar en todos los aspectos de mi vida.

En línea con la idea de no desaprovechar las oportunidades y tener iniciativa, finalicé mi pregrado e hice maestría por 2 años en Biotecnología. Luego estudié el doctorado en Biofísica por 4 años, y realicé 4 postdoctorados, todos ellos siendo paga por el gobierno brasileño para realizar investigación. Mi enfoque investigativo se ha guiado por un interés en explorar la posibilidad de utilizar bacterias como herramienta de crecimiento industrial y económico de un país.

Durante todos mis estudios había una alta exigencia por mantener buenas notas. Me gustaban mucho las materias de mis programas académicos y las estudiaba con gusto. Participaba en clases, hacia preguntas, y trabajaba en el laboratorio para aprender cada vez más de las personas que trabajaban conmigo. Mi plan original era ir a Brasil por 6 meses, aprender otro idioma, regresar a Colombia y buscar otras becas para irme a otros países, cuantos más pudiera, mejor. Pero me fue tan bien trabajando en Brasil que apliqué a varias becas y tuve la suerte de ganarlas porque demostraba mi gusto por mi trabajo y mi profesión. Obtuve becas de varias agencias financiadoras nacionales, una beca internacional de la TWAS, y una beca internacional para hacer parte de mi doctorado en Suecia. Hice todo el esfuerzo posible durante mis años de estudio y de práctica, pues si no demostraba un alto desempeño durante mi beca, iba a tener que regresar a Colombia.

Aunque les confieso que nunca pensé que me quedaría por 20 años en Brasil, terminé aplicando a muchas becas y me las gané todas. Brasil tiene una cultura científica muy avanzada y competitiva a nivel internacional. Siempre compartí espacios de trabajo con muchos extranjeros. Viví en varias ciudades de Brasil y trabajé en muchos centros de investigación en áreas multidisciplinarias. Hice mis post-doctorados después de trabajar 15 años en Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón. Mis jefes, profesores y coordinadores son personas de mucho prestigio científico en Brasil y en el mundo. La gente de Brasil tiene mucho que enseñarnos en términos culturales, científicos y de filosofía de vida. Aprendí cosas que llevaré conmigo para siempre pues vivir en Brasil mejoró mi vida en muchos sentidos.

Una anécdota interesante de mi carrera es que inicialmente nunca pensé en aproximarme a la física, y terminé especializándome en biofísica (utilización de herramientas de la física para comprender fenómenos biológicos). Resulté trabajando durante 15 años en un anillo acelerador de partículas (equipo de grande porte que sirva para estudiar moléculas a nivel atómico). Es así como una cosa me llevó a otra y nunca dejé de creer en las posibilidades de ser una científica que pudiera trabajar a nivel internacional.

Hoy en día trabajo para el Consejo Internacional de Ciencias en París, y viajo por toda Latinoamérica para realizar mi trabajo. Soy oficial científico y me dedico a establecer relaciones estratégicas en la región para ofrecer asesoría científica especializada a los gobiernos. Disfruto mucho lo que hago y he cumplido mi sueño de ser científica.


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